viernes, 18 de marzo de 2011

Hesius. l parte


Cuando le conocí nunca pude imaginar que las circunstancias se desarrollasen del modo en que lo hicieron. Mi primer impulso fue de acabar con él, de rebanar ese cuello altivo y orgulloso pero andaba demasiado atareada intentando salvar mi propia vida saliendo de aquellas aguas. Sus ojos como miel y profundos como la profundidad de aquel lago me hacían recordar la calidez del sol cuando comienza aparecer por el horizonte y sin saber el motivo un escalofrío recorrió mi ser al notar como su mirada se clavaba en mi cuerpo.

Le había visto por los salones del Ubar Marlenus pero no habíamos podido intercambiar más que nuestras miradas; me llamó poderosamente la atención su gran altura y corpulencia, su cuidada barba y su cabello color azabache, al igual que el bronceado de su piel…ciertamente era un hombre apuesto y deseable, pero al punto de sorprenderme a mi misma con esos pensamientos me obligue a regresar a la realidad y a pensar: “bah, solo es un hombre más, todos son iguales”, así es que apresuré mi paso y marche de los salones…

Más tarde supe que aquel hombre era el casta roja conocido con el nombre de Hesius y que procedía de Tor, ciudad del desierto del Tahari y que era regente de Tarnwald.

Parecía pues un personaje importante, sus ropajes denotaban también elegancia y riqueza.

Pero a mi todas esas cosas no me llamaban la atención, yo procedo de una familia noble y de un elevado status social que generación tras generación han servido en Ar como guerreros del Ubar y si algo me sobra también es fortuna, por lo que la posición o las riquezas no me atraen lo más mínimo.

Como estaba relatando al principio, nuestro primer encuentro fue en el lago, aun no sé ni por que motivo o razón él se me acercó y me dijo descaradamente que un baño sería lo ideal en aquellos instantes, me negué por supuesto y como no cesaba de insistir y provocar tuve que advertirle que aunque soy una guerrera que no le teme al campo de batalla, no me sucede lo mismo con el líquido elemento, en el que me siento insegura por no saber nadar, se rió a carcajadas cuando confesé mi secreto, le mire con los ojos inyectados en sangre y le advertí que como dijese a alguien lo que acababa de descubrir sobre mi, sería hombre muerto, mis amenazas le hicieron cambiar el semblante y me empujo hacia el lago, luché por librarme de sus fuertes brazos, pero no hubo manera, cuando me quise dar cuenta estaba dentro de las aguas agitando piernas y brazos y presa del pánico, fue en aquel momento cuando él me grito que si no me quitaba los ropajes me hundiría pero claro si lo hacia tendría que salir desnuda y mostrarme de ese modo ante sus ojos sintiendo una enorme vergüenza y humillación; pero cuando la vida esta en juego no se piensa en esas cosas y me deshice como pude de mis ropas y entonces él me ayudó a salir del agua.

Me miró descaradamente de arriba abajo, yo me sentía ultrajada y furiosa, si hubiese tenido mi quiva a mano su cabeza sin lugar a dudas habría caído al suelo despegándose de su atractivo cuerpo. Pero no, estaba desnuda con mis ropas sumergidas en el lago, temblando de vergüenza y de frío, su voz resonó en mi cabeza como un terrible aguijón: AuRyn no os ayudare hasta que reconozcáis que deseabais esta situación y que cuando salgamos no habrá desden ni venganza solo olvido o aceptación.

Estaba en un callejón sin salida y no me quedó más remedio que aceptar su ayuda si quería regresar a los salones conservando un poco de dignidad. Fue entonces cuando me cubrió con su capa y me llevo hasta la ciudad.

Como lo odie, y como planee mi venganza día tras día, el aliento que sentía cada madrugada al abrir mis ojos era el del hades susurrándome al oído que le ofreciera la vida de Hesius. Sin embargo los RR.SS parecía que no quisieran mi venganza y siempre que trataba de ejecutarla algo sucedía que me impedía realizarla. Además ya había probado su fuerza y aunque me pesara tenía que reconocer que era más fuerte que yo y más diestro en la lucha, con lo que un enfrentamiento cara a cara no es que me diese miedo pero muy probablemente sería mi vida la que caería y no la de él. Hasta pensé en cosas poco honorables que desde luego descartaba de inmediato por ser indignas de mi casta, pero tentada estuve de obligar a una kajira a que envenenase su copa sutilmente; eso hubiese sido muy ruin y cobarde por mi parte, inaceptable y lo descarté. Por otra parte cada vez que su mirada se cruzaba con la mía, yo notaba que mis piernas se aflojaban, que mi pulso latía más deprisa, que un calor extraño invadía mi cuerpo, lo asociaba al odio, sin darme cuenta de que del odio al amor tan solo hay una fina línea divisoria. Desde luego no me dejaba indiferente. Lo observe un día en los salones jugando con una kajira, yo me había sentado en mi sitio preferido, cerca de la chimenea, al calor del fuego, él casi enfrente mío tomaba una copa de Vino del Turia y acariciaba la enorme melena rojiza de la muchacha que estaba en esos momentos a sus pies sirviéndole con devoción, quizá con excesiva devoción y entonces me di cuenta, ¡me sentía celosa!, ¿como era eso posible?, ¿qué había sucedido en mi para sentirme atraída de aquel modo por un hombre al que odiaba tanto?. Nuestras miradas se cruzaban, éramos capaces de mantener la vista fija el uno en el otro y perder de este modo la noción del tiempo. El mundo se paraba a nuestro alrededor. Y me dí cuenta de que me había enamorado…

jueves, 6 de enero de 2011

gared{AR}, el kajiru perdido...





¿Cuánto vale la vida de un kajiru?, cualquier goreano respondería sin vacilar, “nada”, tan solo las monedas que hayas pagado por él. ¿Qué es un esclavo en estas tierras?, su valor esta en función de sus habilidades y si aprecia en algo su miserable existencia sabe bien que su deber es callar y obedecer sin rechistar los deseos de los Libres. Si su condición es esa es porque quizá ya nació en ella, su madre tal vez era una kajira y él no tuvo opción, pero ¿qué hay de aquellos hombres que naciendo Libres acaban siendo siervos de los demás?, ¿debilidad?, ¿temor a morir?, ¿qué les impulsa a dejarse someter y preferir una vida resignada de servilismo a una muerte que le evitaría tal condición?

Cuando pienso en ello, creo que yo preferiría la muerte a tal humillación. Por otra parte sin el sometimiento de ellos ¿qué sería de Gor? ¿Quién construiría los edificios, los puentes, las ciudades? ¿Quién atendería los lujosos salones de Ubar, sin que hermosas kajiras hubiesen sido preparadas para tales menesteres? ¿Y los placeres de la carne?.

Lo cierto es que bien sean hombres o mujeres, les necesitamos y ellos nos necesitan, es una simbiosis que fluye como los cauces de los ríos fluyen hasta desembocar en el mar.

Los lazos que se crean a veces son como trenzados de mimbre, pura artesanía, pura belleza.

Un Libre puede comprar con dinero a cualquier esclavo que se ponga a la venta en el mercado, o puede por la espada en legal batalla acceder al derecho de ser servido por quien venció o darle muerte. ¿Pero como ganar la fidelidad, el respeto y la obediencia sumisa sin tener que estar pendiente de la traición del esclavo?.

¿Le doblegará el temor al látigo o la posibilidad de morir si no obedece?.

¿Por cuánto tiempo?, ¿cómo dormir tranquilos y seguros? ¿Encadenando siempre de pies y manos a quien deseamos que al día siguiente nos sirva sin queja?

Ningún arma, habida o por haber, ningún temor o amenaza, ninguna fuerza de ninguna clase o naturaleza puede doblegar la voluntad de un hombre o una mujer, sino es el sentimiento del amor.

El cariño, el afecto, el respeto, el cuidado y la protección, el trato afable e interesado, de quien mima y atiende lo que es suyo. Esa es la mejor manera de encontrar ese lazo, ese nexo de unión, entre Amo y esclavo.

Ese es el mejor de los látigos, la mejor de las fuerzas.

Cuando le vi, supe que sería para mí, sus ojos me hablaron en silencio, mi mirada también le respondía sin que mis labios expresaran palabra alguna.

Regresaba de una dura batalla lejos de Ar, mis hombres y yo estábamos cansados, habíamos volado toda la noche para evitar ser descubiertos por enemigos indeseables y nuestros animales y nosotros mismos necesitábamos un respiro, ordené descender y acampar para poder dormir un poco, tomar algo de alimento y beber, solo lo necesario para continuar de nuevo, apenas tuvimos tiempo de ese merecido descanso pues me llegó el aviso por uno de mis hombres de que se acercaba una caravana. No sabía que tipo de comitiva era la que se acercaba por lo tanto teníamos que estar preparados para una posible lucha, no fue necesaria, conocía a dos de los mercaderes, Samith y Nomred, conocidos de mi abuelo también y hombres de buen corazón y justos en los tratos como todos los de su casta. Se alegraron al vernos pues los caminos son siempre peligrosos y al saber que nos dirigíamos hacia Ar al igual que ellos, acordamos acompañarles a modo de escolta, a cambio mis hombres podrían disfrutar de los bailes de las kajiras que llevaban como mercancía para la ciudad, yo no sacaba nada provechoso en esto salvo el contentamiento de mis soldados, lo cual en cierto modo me agradaba.

A pie, con cadenas en las manos y en los pies, se movía un muchacho joven, de piel dorada por el sol, su cabello negro azabache y sus ojos inmensos y profundos. Era el único varón entre tanta mujer, una de ellas caminaba muy cerca del muchacho, era su madre no me cabía duda, la forma en que le miraba, el dolor de sus ojos, su gesto de angustia, ese gesto que se clava en el semblante de las personas que no saben cual va a ser su destino pero que saben que se encaminan a él sin remedio y que el tiempo de permanecer juntos, es escaso a menos que tengan la suerte de ser vendidos a la misma familia o persona, cosa poco frecuente. Él la miraba a ella de vez en cuando intentando dibujar una sonrisa en su rostro para aliviar su pena, esa imagen quedó grabada en mi mente del mismo modo en que más tarde quedaría grabada mi marca en el collar de propiedad de gared, pues ese era el nombre del kajiru.

¡Buen ejemplar ¡ le comenté a Samith, mirando a gared y después a él. Sonrió, pues conocía mi mirada y haciendo un gesto de negación con su cabeza me dijo, no te encapriches de él, hija del Viejo Pelirrojo, pues es un kajiru de seda que se nos ha encargado para la hija de un rico casta verde de la ciudad de Ar.

Oh, proteste, ¿acaso pensáis que lo quería para mi?.

Se echó a reír a carcajadas y exclamo, no es que piense que lo quieras para ti, es que conociendo tu testarudez estoy seguro de que me vas a causar un grave apuro.

No lo quiero. Siempre he sido servida por kajiras y ni siquiera a ellas las necesito muchas veces porque yo sé cuidarme bien solita.

Orgullosa y altiva como tu padre y me dio una palmadita cariñosa en el hombro.

Me quedé por unos instantes observando todos los movimientos que se realizaban, la organización para continuar la marcha la dirigí yo personalmente, total estábamos ya cerca de Ar, quizás llegaríamos al anochecer, así es que soltamos a nuestros trans y continuamos a pie.

No pude evitar situarme cerca del muchacho, sus movimientos, sus brazos fuertes, sus musculosas piernas, sus rasgos exóticos, todo él, me atraía poderosa y peligrosamente. Solo es un esclavo, puedes comparte los que desees, ¿por qué tiene que ser precisamente ese?.

Pero ya me había dicho Samith que ese no era accesible para mí y eso lo hizo más deseable aún.

Basta que algo sea prohibido, inaccesible o muy difícil de lograr para que eso le de un mayor atractivo al deseo o al objeto en cuestión.

Sí, gared tenía que ser de mi propiedad, aun no sabía de que forma conseguiría mi capricho, pero cuando quiero algo voy a por ello y no acepto un NO por respuesta.

Por fin en Ar, cada uno siguió su camino, los mercaderes se dispusieron a efectuar sus negocios y mis hombres obtuvieron permiso para un merecido descanso y yo misma me retiré a mis aposentos en los salones del Gran Ubar, Marlenus, para descansar y pensar en que forma podría obtener a aquel kajiru del cual me había encaprichado.

Cuando me sentí ya descansada y con ánimos, después de un sueño reparador y una buena comida, indagué y pregunté con discreción, quería saber quien era el casta verde que había encargado tal mercancía, no hubo modo de saber nada, nadie tenía noticias de ese asunto y casi parecían ridículas mis investigaciones.

Ya había perdido casi la esperanza, cuando decidí acercarme al mercado, supuse que gared no se encontraría entre la mercancía a vender, imaginaba que a esas horas ya estaría con su dueña, la hija del desconocido casta verde, pero para mi asombro no fue así, pude distinguirle desde lejos, abrazado a su madre dándole ánimos y aliento ante lo que parecía iba a ser su inminente separación.

¡Samith, Samith! grite agitando mi mano para que me viese, él no pudo evitar soltar una carcajada de las suyas al tiempo que decía, los RR.SS han dispuesto que este ejemplar sea para ti, de lo contrario es inexplicable lo sucedido… y con sus ojos llenos aun de asombro me relataba torpemente que dos noches atrás el casta verde que iba a realizar la compra fue asaltado en los caminos y decapitado por un borracho que le robo su dinero y consiguió huir, por lo tanto ya no había transacción que realizar y gared quedaba a la venta en el mercado. No me alegré por la mala suerte que había corrido la persona que iba a comprar al kajiru pero si por el hecho de que eso me daba a mi la oportunidad de quedarme con él.

¿Cuánto pides por él?, le dije sin apenas dejar terminar el relato, me regañó con su mirada pero pronto le cambio el semblante al ver que sacaba mi bolsa con oro, repetí impaciente, ¿Cuánto pides?

Es un buen ejemplar y…

A mi no pretendas, engañarme, le interrumpí, tu pon un precio al muchacho y yo diré si me parece justo

Lo siento no puedo vendértelo, el Ubar se te ha adelantado y quiere a estos esclavos para él mismo por lo tanto tendrás que hablar con el propio Ubar si quieres conseguirlo.

Fruncí el ceño como siempre lo hago cuando tengo una contrariedad pero sabía que al final sería mío así es que continué con mi paseo por el mercado y pensando en el modo de lograr la atención de Marlenus para obtener mi deseo, no fue muy difícil, tan solo tuve que recordarle que tenía una deuda pendiente conmigo y que había llegado el momento de recibir una gratificación por mi buen hacer como su Guardia Personal y gustoso me dijo que sí, que el esclavo sería mío, estipulamos un precio simbólico y la ceremonia de venta e imposición de su collar fue festejada grandemente en los Salones de Ar.

Después de ese pacto y de aquella fiesta, esa misma mañana en el mercado cuando regresaba del paseo, vi que la única esclava que se ponía a la venta era la madre de gared, por lo visto la persona enviada a efectuar la compra por encargo de Marlenus, consideró que era demasiado mayor para el harem personal del Gran Ubar y la rechazó, mi amigo intentaba venderla sin mucho éxito. Era una oportunidad que tenía que aprovechar y así lo hice, unas pocas monedas de cobre bastaron para cerrar el trato, mi amigo se quedó contento de poder desprenderse de una mercancía que le iba a costar colocar y yo tenía en mis manos la llave para que gared se sintiese agradecido. Cuando él supo había comprado a su propia madre y se dio cuenta de que esta era tratada con consideración, su lealtad y buen hacer para conmigo fueron siempre intachables, siempre me dio todo aquello que un esclavo es capaz de dar, obediencia, respeto, sumisión, y lealtad, esos son sus bienes, esa es su entrega.

El kajiru gared me sirvió fielmente durante muchas lunas, hasta que una mañana que le envié al mercado para comprar unas cosas, ya no regresó. Mis únicas pistas por los testigos que presenciaron los hechos son la descripción de un hombre con una cicatriz en su cara, en la mejilla derecha, probablemente bandidos, castas negras, indeseables que se lucran del robo y el pillaje y que no tuvieron miramiento alguno en secuestrar a mi valioso kajiru, probablemente para comerciar con él y venderle lejos de de Ar. He buscado por todas partes, he preguntado incluso en puerto Kar pero nadie ha sabido darme más pistas, su madre aun me sirve con la esperanza de que un día podamos encontrar nuevamente a su hijo, pero cada día sus fuerzas son más escasas y sus ojos más tristes y yo me siento furiosa de haber sido victima de tal robo, quieran los RR.SS que encuentre al culpable para darle muerte con mi propia espada.

miércoles, 16 de junio de 2010

Una batalla en los Salones de Ar


En los Salones de Ar suceden muchas cosas, ceremonias, fiestas, momentos de relajamiento y otros de tensión. Aquella tarde empezó tranquilamente pero acabo del modo en que os voy a relatar.

En los salones del Gran Ubar de Ubares de la Ciudad de Ar, se encontraban los Libres Syr_Nor, LUIS-X, BiLL, Anubia y LORDVAL que se transmitían sus saludos y respetos recíprocamente, la Dama Anubia marchó, igualmente lo hizo el Libre BiLL y no habían kajiras presentes, todas estaban en las cocinas con sus quehaceres diarios incluso el fiel kajiru gared{AR} pertenencia de AuRyn, estaba lejos de ella en esos momentos. AuRyn Guerrera de Ar se quedó sola con Syr_Nor y LORDVAL, este inicio con ella una conversación que poco a poco fue subiendo de tono hasta que sucedió lo inevitable.
LORDVAL, se dirige a AuRyn con estas palabras: raro se me hace verte sin esclavos en las piernas.
-Sí, verdad? No es habitual, responde ella.
-se sienten cómodos contigo, dice LORDVAL
-quizá por que les trato bien, le responde conservando la calma, a lo cual él replica,
- yo les trato bien, le doy su única comida al día, sin moscas que conste, (ríe divertido al decir eso) un buen cuenco de gachas, si se porta bien le doy dos lonchas de asado de bosk
-un esclavo rinde mejor si esta bien alimentado, mi kajiru come sus gachas y también parte de la comida que yo misma tomo y algún dulce de vez en cuando sobre todo cuando me deja sumamente complacida
- si que te complaces con poco....
- y vos como sabéis de que forma me complazco yo? (ríe)
- los trapos que cubren a tu kajiru no dejan mucho a la imaginación
- tal vez en publico así sea LORDVAL, pero vos no sabéis como le ordeno vestir en privado
Sorprendido por el comentaría de AuRyn abre mucho los ojos y exclama: en fin... mujeres...
- que os sorprende?, dice ella riendo a carcajadas al tiempo que murmura por lo bajo,
Hombres…
Y escucha como el murmura: insatisfecha…
AuRyn le lanza una mirada a LORDVAL no muy amigable.

- A mi no me mires así que no me vestiré como a ti te plazca jajaja
- en ningún momento pretendería tal cosa Señor LORDVAL os recuerdo, que mi kajiru es un kajiru de seda, adiestrado especialmente en el arte de satisfacer a una mujer
- eso dices ahora, con dos copas en la próxima ceremonia los RRSS dirán que pides
- quizá os sorprenda mucho cual pueda ser la próxima ceremonia y ni el alcohol ni ningún Libre podrá doblegarme a mi.
- no necesito emborrachar, para beber de las fuentes de cualquier mujer
- cualquier mujer que podáis comprar con vuestro oro LORDVAL (ríe a carcajadas) no les queda más remedio que daros de beber
LORDVAL se pasa la mano por la entrepierna y dice en tono interrogante:
- oro? ni les doy oro ni es lo que buscan de mi y estalla en carcajadas irónicas
AuRyn no puede evitar reír también a carcajadas al ver el gesto vulgar de LORDVAL
- no me hagáis reír, por favor perdéis la fuerza por la boca LORDVAL
- ven, ven y te digo que fuerza tengo
AuRyn se acerca a LORDVAL, puesto que no le da ningún miedo y con ojos altivos le dice: que queréis demostrar?
LORDVAL se levanta y la mira a los ojos.
Si os atrevéis a poner una sola mano sobre mí, después os veréis en apuros le advierte AuRyn fríamente
- recuerdas que hablas con un hombre mujer, no pierdas la lengua y si pusiera una mano en ti seria para ponerte collar al cuello, con lo cual perderías todo lo que eres, casta, dinero, esclavos y voluntad
AuRyn al oír esas palabras no puede evitar darle una bofetada en el rostro a LORDVAL, da media vuelta y se apresura a retirarse a sus aposentos
Al tiempo que le dice: no me habléis a mí así.
El la coge de la mano y tira de ella a la vez que le dice: no tan rápido
AuRyn se revuelve y araña su cara y le exige que la suelte.
LORDVAL la toma de la nuca y la pone en su regazo, la sujeta con suma fuerza y comienza a azotarle el trasero
AuRyn se dirige entonces Syr_Nor que permanecía impasivo y sin intervenir, ayudadme
grita solicitando su ayuda
LORDVAL le da dos buenos azotes, al tiempo de decirle: pide disculpas mujer.
Jamás grita AuRyn con fuerza y se resbala de entre los rudos brazos de LORDVAL corriendo a sus aposentos. Para al punto regresar al salón ocultando tras su espalda su quiva, se aproxima rápidamente a LORDVAL y le pilla desprevenido colocando esta en su gaznate
- y ahora que? no os mováis o lo corto
- corta pues
- no me provoquéis de ese modo o lo haré, no tendré ninguna piedad
LORDVAL se toma la muñeca de ella y la pega mas a su cuello, si cortas exactamente aquí tardaría nada en morir desangrado, si me cortas aquí agonizaría.
- no me digáis donde debo cortar o creéis que no he cortado más de un gaznate?
- y aquí me ahogaría en mi propia sangre, ¡corta, corta, corta¡¡ Le grita él.
AuRyn retira la quiva del cuello de LORDVAL, le escupe en la cara y le dice:
no merecéis la pena y se aleja de nuevo.
LORDVAL se acerca a ella, la da una soberana bofetada después de quitarle la quiva y ella le responde dándole una patada en los huevos, bien fuerte.
Syr_Nor que impasivo ve la lucha entre los Libres, dice: AuRyn cuando escupas asegúrate a quien escupes, me llego a mí
- no escupo tan lejos Syr_Nor, le replica ella. serian las babas de LORDVAL que le caerían accidentalmente
LORDVAL cierra los ojos del dolor, mientras le dice:
- iras a juicio y tienes suerte que no te lance ahora por la ventana
- juzgada yo? por que? que os juzguen a vos por vuestras groserías
- soy libre estoy en mi derecho, tu solo una mujer que ha puesto un arma en mi cuello y diciendo esto LORDVAL hace un gesto a la guardia para que la arresten.
- soy Libre también LORDVAL y de casta guerrera y protegida del Ubar
- estas arrestada hasta el juicio
- no os atreváis, cuando el Ubar se entere, vuestra cabeza la tendré en mis pies
a menos que me dejéis marchar tranquilamente. Haciendo caso omiso de las palabras de AuRyn chasquea sus dedos y dos castas rojas la inmovilizan a ella, esta furiosa mientras se revuelve contra la guardia le dice:
- no tenéis huevos suficientes para detenerme vos que tenéis que ordenar que vengan por mi? tan solo soy una mujer, le dice irónicamente
- ya no eres ni una mujer, no eres nada, te llevare a la celda de los hombres y ellos sabrán satisfacer tus necesidades hasta el juicio eso si sigues viva hasta entonces y por que eres de la ciudad si no te mataba ahora mismo sin juicio ninguno, llevárosla no quiero oírla mas.
Sus palabras sonaban triunfantes y arrogantes. No obstante no se esperaba la reacción de ella y esta le pilla desprevenido, AuRyn logra soltarse hábilmente de las manos de los dos castas rojas y harta de las amenazas y ofensas de LORDVAL coge su arma nuevamente y con fuerza y una embestida colérica se la clava en un costado al tiempo que le dice con rabia: no podréis detenerme.
Con un nuevo gesto vuelve a clavar otra vez su quiva, derramando la sangre de LORDVAL.
Este se echa mano al costado, dolorido y se saca la daga con un grito de dolor, estirando ese grito hasta intentar clavársela a ella en el pecho, pero ella esquiva gracilmente el golpe y le dice: no me habéis acertado
Syr_Nor se pone en medio de LORDVAL y AuRyn y grita: ¡Basta!, ella protesta al tiempo que dice:
- él inició la pelea, me atacó y me ofendió primero, Syr_Nor
- un consejo decidirá
AuRyn mira con odio a LORDVAL, mientras Syr_Nor la interroga, preguntándole que de donde ha sacado la quiva, a lo cual responde que de sus aposentos y él le dice que vuelva a dejar allí el arma, mientras estas palabras son dichas, LORDVAL saca la espada y le lanza un tajo al torso de la Libre y cae al suelo herida.
He dicho basta, exclama Syr_Nor.
AuRyn nota que la herida no es muy profunda pero le duele enormemente aun así se levanta del suelo y cuando se dispone a retirarse para dejar sus armas y en tanto Syr_Nor esta diciendo “que vengan los médicos de Ar y curen vuestras heridas”,
LORDVAL le hace un gesto de silencio a Syr_Nor, cachea a AuRyn por si lleva armas
Y ella dice a Syr_Nor: no creo que LORDVAL lo permita, Syr_Nor, mira a LORDVAL y le dice: manda venir a los médicos, tú también necesitas ser atendido LORDVAL
No obstante ciego de desprecio hacia la Libre AuRyn, LORDVAL la arrastra de los cabellos hasta el poste, dejando manchas de su propia sangre por el recorrido, ella solicita auxilio, por que ha quedado sin su arma y la fuerza de él es superior a ella.
Syr_Nor ayudadme os lo ruego.
LORDVAL gira la cara para mirar a Syr_Nor mientras camina y vuelve a seguir andando, pues espera que este no intervenga.
Syr_Nor Se pone en medio, dije que basta LORDVAL y le recrimina su actitud.
AuRyn lucha con todas sus fuerzas, LORDVAL la mira a los ojos con las cuencas de sus ojos ennegrecidas por el dolor de la puñalada en su costado y ella vuelve a escupir en su cara a la vez que con tremendo odio le dice: os creéis que por el simple hecho de ser hombre todas las mujeres de Gor han de ser kajiras?
Syr_Nor dirigiéndose a AuRyn intenta hacerla callar.
LORDVAL la coge de la cara y golpea la nuca de ella contra el poste aun sin mediar palabra para después sujetar sus manos.
- no os atreváis, soltadme, soltadme he dicho.
AuRyn llama a voces a su kajiru que andaba en las cocinas, entra este corriendo y al verla atada en el poste y aprovechando que LORDVAL se había retirado un poco para buscar su látigo, la desata y la libera al tiempo que busca el arma de su Ama para ofrecérsela corriendo y pueda de nuevo defenderse
AuRyn agradece la ayuda de su valioso kajiru y entra nuevamente en combate con LORDVAL
AuRyn sabe que tiene que ser certera en sus movimientos, rápida y astuta, por que la fuerza de LORDVAL es superior a la de ella.
En la Sala entran en esos instantes el Libre LUIS-X y el Libre Almagor.
AuRyn mira a LUIS-X desde sus forcejeos con LORDVAL
LORDVAL se separa de ella y la mira serio*... ya me dijo mi madre que no me casara contigo.
LUIS-X, al contemplar la pelea dice: Hermanos dejaros de luchas y venir junto a mí que tengo un barril del Turia dispuesto a beberlo. Pero ellos aun siguen enzarzados en la batalla, aunque ahora pelean de otro modo muy distinto.
- tenia que haberle echo caso yo a la mía, que también me advirtió sobre vos
- por eso gemías "madre mía, madre mía"?
AuRyn le pega otra patada a LORDVAL en sus partes al tiempo que le dice muy enfadada, ¡nunca grite así!, luego mira a su hermano y le dice que el barril tendrá que esperar.
LORDVAL pone voz fina: “ahh no eras tú?” y se inclina del dolor.
- seria alguna de tus kajiras complacientes, le recrimina AuRyn
LORDVAL levanta la vista y la mira con cariño, pero ninguna jamás fue como tu.
AuRyn se pregunta por que alguna vez estuvo locamente enamorada de él y le reprocha que la abandonara.
- por eso os marchasteis de mi lado?
AuRyn cede un poco ante la lucha y lo dice con ojos llorosos pero sin derramar una lagrima.
- me marche por que siempre me decías que te daba miedo que una noche no volviera.
AuRyn tira su arma y le dice: mátame si quieres LORDVAL ya lo hiciste una vez al dejarme. LUIS-X insiste en que dejemos la pelea y bebamos con él.
LORDVAL la abraza y le acaricia la mejilla, ella se deja abrazar por LORDVAL y le susurra, os he echado de menos, he sido una estúpida al pelear con vos, pero reconocer que me provocasteis, él le sonríe y pone la mano de ella en el corte que él tiene en el costado y exclama: ya lo veo, ya.
- nunca cambiareis, dice ella.
- para que iba a cambiar, replica él.
AuRyn hace un gesto resignada, da igual ya LORDVAL ya nada importa, todo quedo atrás, hace ya muchas lunas, dice mientras se resiente de su herida.
LORDVAL la coge de la barbilla y la besa despacio y suave, ella le permite el beso que gusta de sentir antes de apartarse de él y decirle: acabemos ya nuestras luchas, ir vos por vuestro camino y yo por el mío
AuRyn se aleja de LORDVAL después de tan feroz combate sintiendo que ninguno de los dos ganará jamás esa batalla. Si así ha de ser así sea, le responde él.
AuRyn siente que esta perdiendo mucha sangre y que esta a punto de desvanecer
Aun así le dice a LUIS-X ¿qué hay de ese barril de ka-la-na?
LORDVAL mastica unas hojas de kanda y se pone detrás de AuRyn, voy a ponerte esto en el costado, te escocerá un poco. Ya con otro tono de voz, AuRyn le susurra, acaso os habéis vuelto de la casta verde?. Siente que le escuece el costado pero no se queja lo más mínimo, aprieta sus dientes y aguanta. después de tanto guerrear uno aprende cosas, dice él mientras pone el ungüento en el costado de ella.
- shhh lo se, pica.
AuRyn recuerda en esos instantes otras batallas que tuvo con LORDVAL y sonríe ligeramente, LORDVAL rasga su capa y usa ese jirón como venda para ella y le dice: ¡vaya!, si sabes sonreír.
- por que os sorprendéis ? acaso no os he sonreído más de una vez cuando estabais a mi lado?
- si, cuando me arrojabas cosas a la cabeza
El vino ya esta en las copas y LUIS-X exclama: adelante es buen vino de Turia venir y bebed.
AuRyn se toca su costado que le duele horrores, mira a LORDVAL le da las gracias y se levanta para ir a beber con el Señor LUIS-X, él la lleva sujetándola del costado hacia donde el barril les espera.
Todos brindan con el licor que LUIS-X les ha ofrecido y este se dirige a Almagor invitándole a unirse a ellos. Almagor se acerca pero le dice a AuRyn que no se acerque a él. Ella le responde diciendo:
- por que Almagor? me teméis?
- me pongo cachondo
- cuidar vuestra lengua que aunque acabe de salir de una batalla y este herida soy muy capaz de iniciar otra y venceros.
AuRyn choca su copa con la de los Libres mira de reojo a LORDVAL y este le sonríe
Ella, piensa si esa sonrisa no le costara su vida algún día.
AuRyn se relaja en un sillón tomando su copa, algo cansada después de la tremenda pelea que ha tenido
AuRyn disfruta del silencio que quedó en la sala
Pero Almagor de nuevo se dirige a ella diciéndole: no te duermas AuRyn que mi bicho esta suelto, a lo cual ella le replica que nunca duerme una guerrera que siempre tiene un ojo abierto y busca la complicidad de su hermano LUIS-X, a lo cual él asiente con la cabeza en señal de afirmación.
LORDVAL viendo que la situación se pone tensa, intercede y pide a Almagor un poco de respeto mientras que LUIS-X advierte a este que Auryn es peligrosa aunque algunos aún no lo sepan.
Siguen con las palabras de tirantez y LUIS-X le dice a AuRyn que al estar herida tiene derecho a fijar la fecha del duelo y no pelear en esos momentos, ella pide a Almagor que se retracte de sus palabras pero él dice que jamás se retracta, que antes muerto.
Su hermano de sangre le dice a ella que ponga la fecha del duelo a lo cual responde que en cuanto este repuesta de sus heridas o que Almagor diga cuando y a que hora.
Tarda en su respuesta y ella le dice, “ya sentisteis el miedo que no respondéis?” a la vez que se ríe. Al punto él responde y le dice que le da igual el día y la hora, de nuevo ella le ofrece la posibilidad de pedir disculpas y retractarse pero su orgullo de hombre Libre le impide hacer tal cosa. La próxima batalla queda pues pendiente y AuRyn esta decidida a luchar y vencer.

martes, 1 de junio de 2010

Mi pequeña kajira, binna{AR}




En Gor las kajiras son como la sal de la tierra, se afanan en todo tipo de labores y menesteres para agradar y servir a los Libres que pueblan el planeta.
Sin ellas, la vida en Gor no tendría sentido. ¿Qué sería de un Amo sin su esclava?
¿Quién le serviría y le daría aquello que desea y necesita?.
Es por tanto una simbiosis imprescindible.

En Ar el Gran Ubar Marlenus posee un gran harem de bellas kajiras para complacerse a si mismo y a sus invitados.

Me fijé en binna nada más verla, una hermosa bárbara traída de la tierra.
Joven, hermosa, dulce y rebelde a la vez, pero su aspecto exterior no puede compararse con su belleza interna.
Su condición de sierva no hace que quede exenta de poseer un corazón, una mente y unos sentimientos, pocos Libres tienen esto en cuenta y pronto se cansan de quien les sirve fielmente y la dan como comida para slines, no les juzgo, si así lo sienten, así sea para ellos.

Yo veo más allá de lo superficial y los ojos de binna mendigaban cuidados y la quise para mí. Para Marlenus binna era una pequeña joya de la cual era difícil de dejar en otras manos que no fuesen las suyas propias, por eso en su gesto comprendí también el mucho aprecio y estima que el Gran Ubar tiene para conmigo, gesto que siempre agradeceré y trataré de corresponder en la medida de mis posibilidades.

Su precio fue simbólico, el Ubar pidió que le diese como pago por la kajira, la quiva con la que en varias ocasiones utilicé para acabar con la vida de sus enemigos. Esa quiva fue regalo de mi abuelo pero se la entregué gustosa para obtener un bien mayor, mi pequeña binna.

La ceremonia fue intima y sencilla, presidida por el Gran Ubar, Marlenus de Ar, mi hermano Frey, el Señor Dom ^Aire, y de las kajiras del servicio, brenda, huriye{FR} y binna, por supuesto, que nerviosa e inquieta esperaba emocionada el cambio de collar.

Cuando el Ubar tomo la llave del collar de binna, reconozco que me emocioné pero contuve la lagrima que deseaba resbalar por mi mejilla, mi abuelo me decía, ¡una guerrera no llora!, y yo aprendí aquella lección demasiado bien y ya no recuerdo cuando fue la ultima vez que deje que eso sucediese.

Al poco tiempo escuche como Marlenus le decía a la pequeña kajira, que dejaba su cuello libre, que ya no era kajira de Ar y la enviaba a mis pies para que le impusiera mi collar y así fue como con toda la dulzura y el cariño del mundo coloque en su esbelto cuello un hermoso collar que tenía reservado para ella desde hacía tiempo y que guardaba en un pequeño cofre que hice que brenda trajese de mis aposentos.
Con el collar la promesa de cuidarla, protegerla y enseñarla para que cada día sea mejor kajira y sirva con honor y lealtad no solo a mí sino a todo Libre de Ar.
Y en su boca la promesa de hacer tal cosa y servirme con amor, lealtad y devoción, promesa que yo acepte y guarde en mi alma y corazón para siempre.

Después fuimos servidos por las esclavas que dispusieron todo de forma excelente, el vino de Turia corrió en las copas y en nuestras gargantas y celebramos el acontecimiento con alegría, después me llevé a binna{AR} a mis aposentos, desde ese día dormirá siempre a los pies de mi lecho.

miércoles, 28 de abril de 2010

Mi hermano, LUIS-X.


A lo largo de mi vida he tenido que demostrar mi valía como guerrera en diversas ocasiones. Recuerdo, por ejemplo, cierta ocasión, hace tiempo ya, en que me vi envuelta en una dura trifulca de la que salí- no sin esfuerzo- triunfante.

Era una mañana limpia, el sol reverberaba sobre los tejados de Ar. Vestida con mi traje de guerrero, acudí en busca de mi fiel tarn, Destellos, que me saludó con un graznido. Acaricié su plumaje y él restregó su cabeza contra mi mano, cerrando los ambarinos y fieros ojos. Le coloqué la silla y las riendas y monté, ajustándome el casco. Tiré de la primera rienda y él desplegó las poderosas alas. En un par de batidas, sobrevolábamos la ciudad.

Es curioso observar el mundo desde las alturas, todo se ve pequeño e insignificante. Aquel día iba a hacer un reconocimiento de terreno rutinario, comprobando que los territorios de Ar seguían siendo seguros. La mañana transcurrió con normalidad, sin contratiempos destacables. Las fronteras continuaban limpias de enemigos y no había campamentos nuevos en la zona. Cuando estuve satisfecha con mi trabajo, ordené a Destellos virar en el aire y tomamos rumbo a Ar. Cuando el día parecía tan tranquilo, algo llamó mi atención. Con una palmadita en el cuello, ordené a mi montura silencio mientras descendíamos un poco. Algo brillaba entre las copas de los árboles. Agucé el oído y escuché el cruzar de aceros. Entonces, un gruñido de rabia de alguien que ha sido herido. Reconocía esa voz, era mi hermano LUIS-X, guerrero de Ar. Azucé a Destellos para que se internase en la espesura. La mayoría de los tarns son demasiado grandes y pesados para poder volar entre árboles, pero Destellos es ágil y ligero. Se introdujo en el bosque como si se zambullese en el agua y yo salté de su montura, portando mis armas.

Antes de que se dieran cuenta, uno de los atacantes de mi hermano tenía las tripas atravesadas por mi lanza. Con un brusco giro de muñeca, interné el arma en su cuerpo y la extraje, apartando el malherido cuerpo de una patada. A través de la abertura en forma de Y de mi casco, observé la escena con rapidez. Mi hermano se defendía con un puñal mientras los otros dos bandidos (pues eso es lo que eran) le cercaban blandiendo sendas espadas cortas. LUIS-X me reconoció y me sonrió como saludo. Yo, con un alarido, me arrojé sobre el bandido más cercano, que aún estaba sorprendido por mi repentina aparición. Descargué golpe tras golpe, sin descanso. Al principio, los paraba con su espada, pero poco a poco sus movimientos perdían fuerza y entusiasmo. Girando sobre mi propio eje para dar más fuerza al ataque, conseguí hendir mi hoja en su tórax. Con un movimiento deslizante, la extraje y el bandido cayó al suelo, entre estertores, escupiendo sangre. Me di la vuelta y contemplé la destreza de mi compañero, capaz de mantener a raya a su contrincante con un puñal corto. Carraspeé, puesto que no me gusta atacar por la espalda, y el bandido se giró hacia mí. Fue un intercambio corto en el que el acero fue quién tuvo la palabra. No tenía instrucción y manejaba torpemente su espada. Cuando se derrumbó sobre la hierba, tinta en sangre, me saqué el casco y mi melena quedó libre. Con mi ropa de campaña y el yelmo es complicado distinguir mi sexo. Abrió la boca, incrédulo.

- ¿Una mujer? ¿Me ha vencido una maldita mujer?

Sin contestar, hundí mi espada en su cuello, acabando con su vida. Mi hermano se había arremangado y se vendaba un ligero corte que tenía en el brazo. Tomé asiento junto a él y me contó que se había detenido un momento para descansar y que los bandidos le habían hallado distraído y lejos de sus armas. Silbé y Destellos bajó al camino. Ayudé a LUIS-X a montar e hice lo propio. Alzamos el vuelo y volvimos a Ar. El sol ya declinaba, arrancando del plumaje de mi tarn el brillo que le dio el nombre. Me sentí contenta y puse rumbo a mi ciudad.


(Texto escrito por huriye{FR}) Gracias preciosa kajira.

lunes, 29 de marzo de 2010

Un poco de mi historia...


Venna, es un pequeño y extraordinario lugar a unos doscientos pasangs (200 km aproximadamente) al norte de Ar. Se la conoce por sus finos baños y las carreras de tarlariones. La ciudad esta llena de pequeñas y encantadoras tiendas para abastecer a los más ricos. La zona de Telluria, en la zona norte de la ciudad, sobre una colina, es una zona residencial muy selecta.

Yo nací en Venna.

Vida por vida, mi madre dio la suya cuando yo llegué al mundo, mi primer llanto se fundió con el llanto silencioso de mi padre, Torvis, el Viejo Pelirrojo, con ese nombre era conocido, valiente Guerrero de Ar, que a pesar de no derramar ni una sola lagrima fue para él la peor de las heridas, una que aún hoy en día, estoy segura que no ha dejado de sangrar.

No quería mirarme, si al menos hubiese sido un varón, pero era una niña, una mujer,

-¡maldita sea!, ¿por qué me castigan los Reyes Sacerdotes de este modo?, gritaba enfurecido; cuando crecí supe por boca de mi abuelo, que mi padre acarició mi cuello con su espada y que de no ser porque él entró en aquellos instantes, en los aposentos donde estaba mi cuna, muy probablemente ahora no estaría escribiendo estas palabras. Aunque he puesto en tela de juicio ese relato de mi abuelo, quizá se confundió, mi padre siempre fue hombre de honor y sus luchas nobles, de frente siempre, matar a un bebé indefenso en su cuna no era digno de él, sin embargo durante mucho tiempo sentí sus miradas inquisidoras y su beso de nieve, él me hacía responsable de la muerte de mi madre y no podía perdonármelo.

Jamás una palabra afectuosa, nunca un gesto de cariño, nada que me hiciera sentir el lazo filial, fueron nuestras kajiras, las del servicio de la casa, las que cuidaron de mi y se encargaron de alimentarme y de que nada me faltara y las fuertes manos de mi abuelo las que me enseñaban en secreto, cuando apenas había llegado a mi adolescencia las artes de la lucha y los secretos de la espada.

Una espada que era más grande que yo, apenas tenía fuerzas para mantenerla en alto, pero yo sabía que esa espada sería el único camino para acercarme a mi padre y mi única manera de demostrarle que a pesar de todo le quería y que yo no tenía culpa de su dolor.

Las continuas contiendas y revueltas en Gor obligaban a mi padre, como soldado del ejército del Ubar Marlenus a estar continuamente alejado del hogar y pasaban muchas lunas sin que pudiese verle, durante esos espacios de tiempo mi abuelo aprovechaba para enseñarme todo cuanto él sabía y me alentaba constantemente a ser fuerte y valiente. Por otra parte también era educada como una Dama e incluso aprendía a leer y escribir.

Me decía: no pienses, ¡actúa! Cuanto más te preocupes, cuanto más esfuerzo mental quieras poner a las cosas, más se complicarán.

La mayor parte del entrenamiento que mi abuelo me daba estaba enfocado sobre las estrategias del combate y naturalmente el uso de las armas comunes de la Casta roja, que son la lanza y la espada corta. La lanza, me decía, se usa principalmente de dos formas. La primera en el combate cuerpo a cuerpo como un arma arrojadiza para matar o incapacitar la armadura de tu oponente y en las batallas, los ejércitos las usan para formar un muro de ellas, usándolas como armas penetrantes, también las usan los Tarnsmen, guerreros entrenados para montar Tarns, mientras luchan entre si en el aire, y miraba a los cielos con nostalgia al expresar esas palabras, mi abuelo fue un excelente transman.
La lanza goreana de guerra es pesada, de dos metros de larga, equipada con una cabeza de bronce de 45cm. de largo. Yo apenas medía en aquel entonces más de un metro sesenta y casi no tenía fuerzas para sujetarla, pero me obligaba a ejercitar mis brazos y sostenerla todo el tiempo que pudiese resistir hasta que conseguí acostumbrarme a su peso y volumen, para posteriormente lograr lanzarla, primero a escasos pies (un pie de gor = 32 cm aproximadamente) de distancia, y con el tiempo y el entrenamiento cada vez más lejos.

Pero el arma principal y la que mejor me enseñó a utilizar es la espada corta. Su corta longitud permite gran flexibilidad durante el combate y más velocidad.

El entrenamiento con la espada fue arduo y muy extenso, mi abuelo insistía en enseñarme que el fin de todo guerrero era conseguir matar de forma limpia y rápida.

- Auryn, siéntete siempre orgullosa de tus habilidades con la espada y evita, si es posible, matar a alguien torpe o inferior a ti, porque no es digno de los códigos de honor de un buen guerrero.

- Sí, abuelo, le decía yo que entendía a la perfección cada palabra y cada enseñanza suya. Te prometo que nunca mataré a nadie de forma innecesaria.

También me enseñó a usar el arco y la ballesta, aunque estas armas no eran de su agrado y me dijo que aunque estas no son muy propias de un buen guerreo era necesario conocer su uso para que de este modo la formación fuese completa.

Una tarde me sorprendió con un escudo de cuero endurecido pero sin ninguna insignia grabada en él y un casco de bronce para cubrir mi cabeza. Solo me dejó usarlos aquel día y me hizo devolvérselos, te los daré de nuevo cuando estés preparada del todo.

Cuando mi abuelo Darken me miraba, creo que veía en mí al nieto que hubiese deseado tener, pero los Dioses no quisieron concederle más hija que mi madre y sus anhelos de ver nacer un varón se extinguieron cuando yo vine al mundo.

Un día mientras me hablaba del código que un guerrero siempre debía respetar, vimos pasar una bandada de tarns salvajes, yo me fijé en uno de ellos cuyas plumas negras como el azabache brillaban espectacularmente al ser sus alas acariciadas por los rayos del sol… en aquel mágico instante supe que pronto llegaría a ser una guerrera, La Guerrera de Ar, como mi padre…

sábado, 27 de marzo de 2010

La Casta Roja


La gloriosa Ar nos llama
con voz de tormenta

y truenos de grandes tempestades,

y siempre prestos acudimos

al grito de guerra

para cumplir grandes hazañas

en los campos del valor,

en las batallas,
y verter nuestra sangre

defendiendo el honor, nuestra piedra de hogar,

y nuestra gente.

La tierra bebe sangre,

y llora el cielo.

Cada alma que cae,

da su vida como debe de darla,

con generosa valentía
y orgullosos del color de su casta,

el rojo de su sangre.